martes, 20 de febrero de 2007

La entrada

No te molesta hacer de psicólogo, ¿Cierto Leo?

La cosa es que no sé, creo que soy muy exigente con las amistades, después de todo son eso y nada más, no es algún compromiso serio como una boda, a lo más podrás ser padrino de alguien, pero sólo si tienes mucha suerte.

Desde pequeño me ví rodeado de pequeños amigos, cosa que no ha cambiado aún si siguiera midiendo a los amigos con la misma huincha de antes, pero como ahora parece ser milimétrica e incluso nanométrica, cree poder filtrar hasta la más pequeña impureza en los seres que me rodean.


¿Estaré esperando el amigo perfecto? ¿O es común recibir lo que yo recivo de los míos? Sé muchos de sus secretos, y obviamente como se esperaría de un amigo, no los ando esparciendo por todos lados, en cambio, cierto grupo de personas se daba el lujo de recitar lo que yo había contado sólo a uno. ¡Hablaban de mí! Yo que puedo mencionar secretos tanto o más atrozes que los míos de cada uno de ellos, puedo decir incluso de cada uno una sóla palabra que los comprometería de manera. Y sin embargo, me ví acorralado y deshonrado, me ví atrapado y desnudo frente el mundo, y aún así seguí siendo fiel al código de la amistad que ellos habían roto.

Hoy lloré, lo confiezo, no había nadie en la casa, y al recordar que antes nunca tuve una amistad verdadera a mi juicio, que jamás alguien estuvo ahí siempre tal cual y la palabra lo dice en todo su esplendor, no pido un siempre físico, pido un siempre espiritual, lloré al comparar el ayer y el presente, suponiendo el futuro, ayer no tuve amigos verdaderos, hoy se me vienen 4 a la mente y eso me emociona, antes pude creer que fuecen más de 4, pero la huincha protectora me hace cambiar de parecer.

Hay gente que predica y no cumple, yo predico y cumplo. Un ejemplo de estos son las mentiras, puedo mentir, puedo engañar, pero al menos no tengo la hipocrecía de pedir que se me diga la verdad.

Yo no hablo las intimidades de los demás, o al menos de mis amigos, pido lo mismo de ellos.

Ahora vuelvo a mis raices, y tengo a la Cony, tengo a mis dos hermanas (La Francisca es mi favorita, pero no por eso quiero menos a la Macarena), y tengo a mi primo, cuatro personas, una perfección, un complemento.

No pido más, sólo que me dejen.

No quiero más, tengo suficiente.

d'Epinay

1 comentario:

Anónimo dijo...

jamas pense leer sto m dolio hasta el alma.m acavo d dar cuenta q no t hago falta. con tus amigos ya es suficient. q pena.